Recordé que hacía mucho no lo usaba.
Abrí triplellave el cajón, y aún seguía ahí.
Lo hallé justo al borde de desintegrarse,
desangrándose entre papeles de antaño
y envoltorios de caramelos
de cereza.
Alfileres de gancho, puntadas de hilo magenta;
y ya
está listo para caerse a pedazos de nuevo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario